Un día, Rachel fue a un espectáculo de globos aerostáticos. Los globos gigantes estaban hechos de una tela de colores brillantes llamada nailon. Estaban sujetos a una canasta grande en la que la gente podía viajar. Los globos tenían llamas que expulsaban aire caliente para mantenerlos inflados. Cuando Rachel se paró cerca de un globo, sintió el aire caliente en su cara. Al final del espectáculo, todos los globos se elevaron hacia el cielo.